La arquitectura bioclimática diseña con el fin de conseguir condiciones de bienestar interior, aumentando notablemente la calidad de vida. Esto se consigue aprovechando las condiciones del clima, el microclima, la orientación, los vientos, la humedad, las aguas subterráneas, las corrientes telúricas, los campos electromagnéticos y una buena elección de materiales, dando como resultado una solución, una casa más integrada en el medio, más agradable, económica y sana.
Con la propia arquitectura y sin necesidad de utilizar sistemas complejos, podemos conseguir un nivel de confort que en muchos lugares será suficiente sin tener que usar fuentes de energía convencionales, o en el mejor de los casos, alternativas.
Sin necesariamente incrementar la inversión inicial en su construcción, una vivienda bioclimática puede ahorrar un porcentaje elevado de energía, tanto para calentamiento como para refrigeración, aprovechando por vías pasivas y con mecanismos puramente arquitectónicos la energía que nos ofrece la naturaleza.